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    La Academia Lepanto nace como respuesta a los intereses y necesidades de opositores cercanos a nuestro entorno. Para ello, ponemos a disposición del opositor, además de las clases presenciales dónde el alumno tiene un contacto personal con los profesores, todas las herramientas con la que hacer más accesible y fácil su preparación, en cualquier momento y lugar.

    La Academia Lepanto la formamos un grupo de militares en la Reserva y expertos en la formación, tanto dentro del ámbito militar como en el empresarial, y más concretamente en todo lo relacionado con las oposiciones a las FAS, lo que nos permite conocer de primera mano los intereses y las necesidades de nuestros alumnos.

    El nombre de la academia lo tomamos de la famosa Batalla de Lepanto y hacemos nuestra la frase de Robert Collier: “El éxito es la suma de pequeños esfuerzos, repetidos día tras día”.

     

    Nuestros Valores

     

    •  Profesionalidad y formación contrastada de nuestros profesores, cuya experiencia y “saber hacer” la avalan nuestros alumnos/a y exalumnos/as en el día a día.
    •  Implicación: estamos comprometidos con cada uno de los alumnos/as que pasan o han pasado por nuestras aulas.
    •  Diversidad: contamos con un equipo de profesionales diferentes unos de otros, pero con el único objetivo de enseñar.
    •  Calidad: búsqueda de la excelencia en cada servicio que ofrecemos.
    •  Actualización constante, tanto en los contenidos de la web y de la plataforma de formación como de los profesionales que intervienen en todo el proceso de aprendizaje de nuestros alumnos/as.

     

    Nuestra misión

    • Conseguir que nuestros alumnos superen sus objetivos.
    • Crear valor y marcar la diferencia con otras academias del nuestro entorno
    • Estar activos en la realidad de nuestra sociedad. Nuestros cursos están adaptados a las necesidades del mercado laboral actual.

     

     

     

    La Batalla de Lepanto

    En 1571 la cristiandad era amenazada por los turcos (musulmanes). La Batalla Naval de Lepanto tuvo lugar el 7 de octubre de 1571 en el golfo de Lepanto, situado en el Peloponeso (Grecia).

    En esta batalla se enfrentaron los turcos otomanos contra una coalición cristiana, llamada Santa Liga, y formada por España, República de Venecia y la Santa Sede.

    Los musulmanes ya habían arrasado con la cristiandad en el norte de África, en el medio oriente y otras regiones. España y Portugal se había librado después 8 siglos de lucha.

    La amenaza se cernía una vez mas sobre toda Europa. Los turcos se preparaban para dominarla y acabar con el Cristianismo.  La situación para los cristianos era desesperada. Italia se encontraba desolada por una hambruna, el arsenal de Venecia estaba devastado por un incendio. Aprovechando esa situación los turcos invadieron a Chipre con un formidable ejército. Los defensores de Chipre fueron sometidos a las mas crueles torturas.

    El Papa San Pío V trató de unificar a los cristianos para defender el continente pero contó con muy poco apoyo.  Por fin se ratificó la alianza en mayo del 1571. La responsabilidad de defender el cristianismo cayó principalmente en Felipe II, rey de España, los venecianos y genoveses. Para evitar rencillas, se declaró al Papa como jefe de la liga, Marco Antonio Colonna como general de los galeones y Don Juan de Austria, generalísimo.  El ejército contaba con 20,000 soldados y marineros. La flota tenía 101 galeones y otros barcos mas pequeños. El Papa envió su bendición apostólica y predijo la victoria. Ordenó además que sacaran a cualquier soldado cuyo comportamiento pudiese ofender al Señor. La armada española estuvo al mando de don Juan de Austria, secundado por Álvaro de Bazán, Requesens y Andrea Doria, mientras que la veneciana iba capitaneada por Veniero y la pontificia por Marco Antonio Colonna.

    La escuadra turca, al mando de Euldj Alí, señor de Argel y gran marino, contaba con 260 galeras.

    Los cristianos resultaron vencedores, salvándose solo 30 galeras turcas. Se frenó así el expansionismo turco por el Mediterráneo occidental.

    En gratitud perpetua a Dios por la victoria, el Papa Pio V instituyó la fiesta de la Virgen de las Victorias, después conocida como la fiesta del Rosario, para el primer domingo de Octubre. A la letanía de Nuestra Señora añadió “Auxilio de los cristianos”.  En 1573, el Papa Gregorio XIII le cambió el nombre a la fiesta, por el de Nuestra Señora del Rosario. El Papa Clemente XI extendió la fiesta del Santo Rosario a toda la Iglesia de Occidente, en 1716 (El mismo Papa canonizó al Papa Pío V en 1712). El Papa Benedicto XIII la introdujo en el Breviario Romano y San Pío X la fijó en el 7 de Octubre y afirmó: “Dénme un ejército que rece el Rosario y vencerá al mundo”.

    Curiosidades

    En esta batalla Miguel de Cervantes Saavedra sufre una herida de consideración en la mano izquierda que le vale el sobrenombre de el manco de Lepanto.

    Se cree que fue en esta batalla donde se incorporó el gorro de la marinería que ha perdurado hasta nuestros días en la Armada Española, e incluso se ha extendido a otras muchas, llamándosele desde entonces como lepanto.

    Asimismo se dice que D. Juan de Austria prometió a los galeotes de su flota que, en caso de conseguir la victoria, les liberaría del remo. Al haber ganado la batalla tuvo que cumplir su palabra, quedando como resultado paralizada toda la flota por falta de energía. A consecuencia de ello su hermano el rey Felipe II mandó a todos los jueces y alcaldes que por cualquier delito, por pequeño que fuera, se condenase a la pena de galeras a fin de reponer brazos que movieran los remos.

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